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El pequeño grupo de académicos que se preocupa y escribe sobre los BRICS ha estado muy alborotado en los últimos tiempos. La razón es que hay un rumor que dice que Argentina – un caso perdido en economía- se integraría al grupo de los BRICS. Después de que el Embajador de la India en Argentina hizo una observación un tanto ambigua en una conferencia en Buenos Aires, varias fuentes recogieron el tema y se preguntaron si la sexta Cumbre de BRICS en Fortaleza, que comienza esta semana con la presencia de Cristina Fernández de Kirchner, vería la adhesión de Argentina.
Ayudó poco que el gobierno de Rusia haya expresado su interés en que Argentina participe en la cumbre. El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich se refirió a la invitación rusa para asistir a la cumbre de los BRICS y dijo que “abre el camino hacia la participación efectiva de Argentina en el bloque”.
Todo el debate merece varias reflexiones. En primer lugar, hay una ausencia de agenda y de buena comunicación con el público de parte de los BRICS, que hace que los periodistas que tratan de escribir sobre el grupo a menudo recogen información irrelevante. Discusiones similares –acerca de la adhesión de países como Indonesia, Turquía, Corea del Sur y Nigeria- han surgido regularmente en los últimos años. Entre todas estas posibilidades, la adhesión de Argentina es por lejos la más absurda, dada la economía disfuncional del país y las políticas contraproducentes que se implementaron en los últimos años. Por eso, después de las conversaciones con Timerman el Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov señaló “hasta el momento, no se han expresado ideas sobre planear una expansión”.
En segundo lugar , la discusión sobre el crecimiento económico no refleja de qué se trata el grupo de los BRICS hoy. Si bien la creación del acrónimo se basaba proyecciones de crecimiento, este elemento demostró no ser decisivo cuando los líderes del grupo decidieron invitar a Sudáfrica a finales de 2010. En ese entonces, otras economías – como Indonesia y Nigeria – ya estaban creciendo mucho más rápido .
El elemento definitorio de los BRICS a menudo se pasa por alto: los cuatro países miembros iniciales (y, en cierta medida, Sudáfrica) tienen ambiciones globales – un proyecto global, más o menos definido, expresado con frecuencia en diversos foros mundiales . Es aquí donde la agrupación BRICS es una categoría política útil – por ejemplo, no hay potencias emergentes fuera de ella que tengan un compromiso sistemático con el Consejo de Seguridad de la ONU, ya sea como miembros permanentes o candidatos. Es en este aspecto que Argentina se diferencia de manera obvia: no una hay noción entre los responsables políticos en Buenos Aires de que la Argentina debe ser un miembro permanente del Consejo de Seguridad; Argentina no se considera a sí misma como un elemento crucial en la reestructuración del orden mundial .
Por último , el debate – por más breve e inconsecuente – muestra el continuo atractivo de la etiqueta BRICS , a pesar de que algunos de sus miembros – como Sudáfrica- se enfrentan ahora el riesgo de entrar en recesión.
Photo credit : Collage “Voice of Russia”